La gestión inteligente del estrés

Aprende a gestionar tu estrés de forma inteligente y eficaz.

Hay muchas cosas que se pueden y deben hacer para gestionar el estrés de forma autónoma, inteligente y eficaz. Muchas más de las que te puedes imaginar. Dicho esto, existen unos pasos previos que, si no damos con determinación, el viaje se puede terminar en vía muerta a las primeras de cambio.

Toma nota, diagnostica y adopta medidas inteligentes ante los errores que expongo a continuación.

La ignorancia y la desinformación.

En este error cae la inmensa mayoría de seres humanos por falta de educación, sensibilidad y consciencia. Nuestra cultura no ayuda en nada para que salgamos de este error, ya que oscuros intereses ocultos prefieren que nos mantengamos con la venda en los ojos, atacados de los nervios y en perpetuo movimiento como los conejitos de Duracel.

Las “fuerzas de Mordor” nos quieren metidos en la rueda del hámster, estresados y enfermos crónicos. Así somos mucho más manejables para mantener al sistema y a su pandilla de privilegiados.

Hablemos con claridad. Si no entiendes el complejo fenómeno del estrés y su singular danza de factores; si consideras la sobrecarga del estrés crónico como algo normal; si vas en piloto automático tropezando mil veces en la misma piedra, estás cayendo en este lamentable error.

En la propia formulación del error se encuentra su solución: a la ignorancia se le combate con información de calidad, sintetizada, ordenada, interrelacionada y aplicable. Busca esta información allí donde se encuentre.

Y si ya estás cansado de buscar y no encontrar, entra en la Ruta de la Calma y en Formación Seda Estrés. Aquí encontrarás todo lo que necesitas para salir de la ignorancia y pasar a la acción con coherencia, sentido y dirección. Hay otras rutas, pero no todas conducen, ni mucho menos, al mismo lugar. Siéntete libre para elegir.

Falta de compromiso para el cambio.

Si eres de los que juegas al “sí, pero no”; si picoteas como las gallinas, pero no coges el toro del estrés por los cuernos ni a la de tres; si eres inconstante en las prácticas o disciplinas que te hacen bien; si te falta coraje, motivación y empuje para perseverar, estás empantanado en este segundo error.

La falta de compromiso se combate con dos acciones sencillas y rotundas: la decisión de salir de la locura de vida en la que te encuentras, con síntomas, achaques y enfermedades que amenazan de ruina a tu organismo, y asumir el compromiso serio de hacer todo lo que sea necesario para recuperar el equilibrio.

En el Método SEDA Estrés encontrarás las decisiones y compromisos que debes asumir contigo mismo para no caer en la insoportable levedad del tibio, en la maraña del busca justificaciones o en los argumentos peregrinos del vago. Estas decisiones y compromisos permitirán que progreses adecuadamente en la gestión positiva y eficaz de tu estrés. Si no los asumes, es tu problema. Ya te adelanto que no vas a conseguir nada positivo y duradero.

Sólo cuando nos comprometemos de verdad y damos un paso al frente en la buena dirección, la vida y su misteriosa logística despliega el amplio arsenal de ayudas que tiene disponible. En caso contrario, estas ayudas se quedan en boxes esperando una mejor ocasión.

La maldita procastinación.

Si eres de los que siempre andas peleado con el crono, si tu justificación preferida es “no tengo tiempo” y si estás abonado al “ya luego…si eso”, eres un procastinador profesional de tomo y lomo.

En relación a la práctica de la meditación, me encontré hace un tiempo un cartel con varias viñetas que contenían los siguientes mensajes: “Demasiado joven para meditar. Demasiado agitado para meditar. Demasiado impetuoso para meditar. Demasiado enamorado para meditar. Demasiado ocupado para meditar. Demasiado cansado para meditar. Demasiadas preocupaciones para meditar. Demasiado viejo para meditar”. Y, la última, con la imagen de una tumba decía: “Demasiado tarde para meditar”.

Pues eso es lo que les pasa a los que dejan para más adelante lo que pide a gritos un “métele mano ya mismo porque ya estás tardando”.

Si no tienes tiempo para cuidarte, reparar y equilibrar tu organismo, se te acabará el tiempo para vivir. Cuando llegues al otro barrio, el guardián de la puerta te podrá decir: ¿Tú eres tonto o te has dado con la cabeza en un poyete?

Seamos sensatos. Si tienes síntomas de estrés, si tu cuerpo ya te viene avisando desde hace tiempo con achaques y dolencias, lo inteligente es bajarse de la noria, apostar por la salud y pasar a la acción de forma inteligente y eficaz.

Si no lo haces cuando el cuerpo te susurra, lo vas a tener que hacer por narices cuando te grite a la cara rabiando de sufrimiento y dolor. Vivir para ver.

No priorizar la salud y el equilibrio por encima de todo.

La mayoría de las personas cacarean como gallinas el tópico “la salud es lo primero”, pero no hablan en serio, lo dicen con la boca chica. Sus actos pregonan lo contrario y su escala de valores canta por bulerías.

Cuando realizo con algún cliente un proceso de coaching sobre su estrés, muchas veces detecto unas resistencias ocultas y misteriosas que impiden pasar a la acción y avanzar de forma decidida, pese a comprender bastante bien los matices de su problemática y la necesidad de actuar.

Al sacar a la luz la escala de valores reales y ponerlos negro sobre blanco, descubro que la salud y el equilibrio están muy alejados de los primeros puestos. Esto me lleva a una conclusión importante: si para una persona no es valioso el valor salud, no le pidas compromiso y sensatez en su paso a la acción. Sencillamente su salud no es suficientemente importante como para hacer los esfuerzos necesarios para recuperarla y mantenerla.

A lo mejor es más importante para ella el prestigio social, el dinero, o ser reconocido como un abnegado cabeza de familia, una “superwoman” que puede con todo o un trabajador ejemplar. También es posible que tenga un ego con delirios de grandeza que no quiere bajarse de la cresta de la ola ni para echar una siesta.

Si eres de los que dicen que lo primero es el trabajo, la familia, el dinero, el poder o las vacaciones en la playa, lo llevas crudo en relación a la gestión positiva del estrés. A lo mejor tus seres cercanos te quieren mucho por tu apariencia de héroe de cómic, pero de amor propio, salud y equilibrio andas escaso y lo vas a pagar caro.

De este error tan sólo se sale sacando a los valores salud y equilibrio del trastero para colócalos en lo más alto de la escala. El que no realice esta sencilla reordenación, su paseo de la fama se va a convertir, tarde o temprano, en un valle de lágrimas.

Deja una respuesta